29 de agosto de 2011

Ellas los prefieren jóvenes; ellos, con cuerpo


Desde mi experiencia como sumiller, podría decir que las preferencias de mis clientes repiten unos gustos bien definidos y marcados en función de su género. Mientras ellas toman preferencia por los vinos blancos y afrutados; ellos, en cambio se mueven en el amplio abanico de los tintos. Desde los vinos ligeros o con leves apuntes de crianza, hasta caldos más carnosos, preferiblemente de Rioja, en el caso de los varones de más edad. Evidentemente que usted mismo puede considerarse una excepción, pero es a estos estándares a los que me vengo a referir, y son pocos, como podría ser usted mismo, quienes se atreven a experimentar cualquiera de los preciados vinos que tenemos en nuestro país.
A menudo, consciente de mi margen de éxito, invito a todos ellos a la aventura de arriesgar en el continuo aprendizaje que es el mundo del vino. A ellas con tintos jóvenes y aromáticos; mil flores (bodegas Palacio) es una de mis opciones más seguras. En él van a destapar sensaciones de frescor, un recorrido violáceo y brillante bajo una débil lágrima que vuelve rápida a su cuerpo original. Este es equilibrado con suaves curvas de matices. Afrutado es que mejor le define. Me inspira recuerdos de moras, de las últimas cerezas de Güéjar, y un toque de regaliz. Un vino bien trabajado en la maceración carbónica, siguiendo el proceso clásico de la Rioja Alavesa, y una presentación con mucha personalidad. Un vino muy recomendable para verano (se puede servir perfectamente a 10º) o para acompañar en primavera arroces, aves, pastas, o pescados a la plancha.
Si sois de aquellos que queréis iniciaros en el vino con una opción de éxito, este es vuestro vino. Ya me contaréis.
¡Santé!

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