15 de noviembre de 2011

Amparo Martos, alma de Vertijana


Conocer los vinos de Granada es conocer a sus gentes. Es acercarnos a las personas que los hacen posibles y comprobar que los sentidos que estimulamos al probarlos tienen su origen en una ciencia que saben manejar como nadie: el sudor en la tierra y el amor por la uva. Este es el caso de la familia de Vertijana; una bodega en Polícar (vino de la tierra altiplano de Sierra Nevada) que Amparo Martos nos abrió de par en par en una tarde lluviosa, y especial para mí, que ella transformó en entrañable y amena. Una mujer que representa un claro ejemplo de que querer es poder; de que el esfuerzo de unos padres por evitar el desarraigo de la tierra, que todo lo agradece, hace que sus hijas puedan mirar el futuro con otra esperanza. La eterna lucha de la mujer rural andaluza en defensa de sus raíces.

En su mirada pude comprobar el bien merecido orgullo de presumir de uno de los mejores caldos de la provincia, su "Vertijana 3"; la firme responsabilidad de agradar con un trabajo honesto sin trampa ni cartón, la de un cultivo respetuoso con las prácticas ecológicas; y la tranquilidad que da saber que todo ello tiene una recompensa: el reconocimiento de los exigentes jurados "CINVE" o "Mezquita"; pero sobre todo, el agradecimiento de sus clientes alemanes, franceses, o del pueblo de al lado que se acercan a la bodega por sus botellitas.

Manejar sus vinos en boca puede resultar un trabajo complejo que quiero dejar para otro momento. Por lo pronto, quiero seguir saboreando el buen recuerdo y el retrogusto de haberos conocido.
Hasta entonces, contad con nuestro cariño y mi más firme apoyo en vuestros proyectos.