30 de agosto de 2011

Maridaje con Gewürztraminer


Este fin de semana hemos vuelto al restaurante clandestino. La excusa era realizar una prueba de maridaje. En este caso llevamos nuestro propio vino: un blanco de Somontano monovarietal de Gewürztraminer, embotellado por Viñas del Vero, para acompañar un bloc de foie de canard francés y unas berenjenas rellenas.
Desde la primera copa me enamoró este vino en todos los sentidos. Primero, por su amplia y elegante nariz −capté matices  florales y frutas blancas−. La boca tiene un punto de dulzor difícil de olvidar, es redonda y se expande en fase retronasal. Su color es muy limpio y brillante y poco a poco nos va dejando descubrir el carbónico de su fermentación a 16º, unas burbujas mínimas que casi no se despegaron del cristal de la copa mientras disfrutaban de las inigualables vistas desde el "clandestino".
El peculiar nombre de la variedad procede de Alsacia, donde se cultiva desde antes de la primera guerra mundial, cuando el territorio paso a manos francesas y estos se encargaron de exportarla con éxito, entre otros destinos, a la comarca aragonesa. Es una uva exquisita que conocí gracias a la recomendación de un sumiller granadino que difunde los caldos de su tierra en Suecia. Y, finalmente, por el maridaje de la compañía.
En honor al origen gabacho de la uva, decidimos maridarle un foie como entrante que enlazó a la perfección. La potencia del hígado estuvo acompañada por la dulzura y el tacto aterciopelado del blanco -la baba se nos caía presenciando la tierna escena-. A continuación llegaron las berenjenas, bien trabajadas en su base de relleno: sofrito en aceite de oliva virgen extra de tomates ecológicos, cebolletas, orégano fresco, zanahoria, y ajo. Carne picada, fromage beaufort, y al horno para gratinar.
Tampoco aquí se vino atrás nuestro invitado de Viñas del Vero, y respondió con temperamento al especiado de las berenjenas. No en balde, su nombre significa uva especiada.
Por lo tanto, todo una perfecta conjunción desde el acto hasta el pos-gusto de la compañía. Para repetir.
¡Santé!

29 de agosto de 2011

Ellas los prefieren jóvenes; ellos, con cuerpo


Desde mi experiencia como sumiller, podría decir que las preferencias de mis clientes repiten unos gustos bien definidos y marcados en función de su género. Mientras ellas toman preferencia por los vinos blancos y afrutados; ellos, en cambio se mueven en el amplio abanico de los tintos. Desde los vinos ligeros o con leves apuntes de crianza, hasta caldos más carnosos, preferiblemente de Rioja, en el caso de los varones de más edad. Evidentemente que usted mismo puede considerarse una excepción, pero es a estos estándares a los que me vengo a referir, y son pocos, como podría ser usted mismo, quienes se atreven a experimentar cualquiera de los preciados vinos que tenemos en nuestro país.
A menudo, consciente de mi margen de éxito, invito a todos ellos a la aventura de arriesgar en el continuo aprendizaje que es el mundo del vino. A ellas con tintos jóvenes y aromáticos; mil flores (bodegas Palacio) es una de mis opciones más seguras. En él van a destapar sensaciones de frescor, un recorrido violáceo y brillante bajo una débil lágrima que vuelve rápida a su cuerpo original. Este es equilibrado con suaves curvas de matices. Afrutado es que mejor le define. Me inspira recuerdos de moras, de las últimas cerezas de Güéjar, y un toque de regaliz. Un vino bien trabajado en la maceración carbónica, siguiendo el proceso clásico de la Rioja Alavesa, y una presentación con mucha personalidad. Un vino muy recomendable para verano (se puede servir perfectamente a 10º) o para acompañar en primavera arroces, aves, pastas, o pescados a la plancha.
Si sois de aquellos que queréis iniciaros en el vino con una opción de éxito, este es vuestro vino. Ya me contaréis.
¡Santé!

10 de agosto de 2011

Uva petit verdot


Uno de las seis cepas clásicas de Burdeos (las otras son Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Carménère, Merlot, y Malbec), la Petit Verdot todavía no está plantada en grandes cantidades, aunque entre las bodegas más tradicionales o las bodegas que quieren un blend más complejo, la cepa es cada vez más usada. Es una cepa que madura aun más tarde que la Cabernet Sauvignon. Frecuentemente esta cepa junto con el Carménère son las últimas cepas en ser cosechadas. Por eso, muchas bodegas abandonaron la vid entre las décadas de 1970 y 1980, y hasta el año 1988 las plantaciones de esta vid en toda Francia apenas llegaban a las trescientas hectáreas.
Probablemente autóctona de Burdeos y presente muchos años antes de la aparición de la Cabernet Sauvignon, la Petit Verdot fue mucho más plantada y tenía un papel mucho más importante en los blends de ese tiempo. Como la Cabernet Sauvignon, la Petit Verdot produce uvas pequeñas con piel gruesa, de color azul-negro intenso y con niveles altos de taninos, acidez y fenólicos. Es capaz de lograr vinos tánicos, concentrados y muy ricos en color. También como la Cabernet Sauvignon, los vinos de Petit Verdot pueden tener mucho color, taninos, acidez y sabor, aunque a sus vinos varietales les puede faltar elegancia. En las mejores añadas en Burdeos, los vinos pueden ser usados en los blends para contribuir con color, sabor, alcohol y estructura. Vinos jóvenes de Petit Verdot pueden exhibir aromas de plátano y de lápiz, y con maduración exhiben notas de cuero y violeta. En Burdeos, las plantaciones de Petit Verdot se encuentran en la orilla izquierda del río Gironde, donde los suelos profundos de grava son más cálidos que los suelos de arcilla en la orilla derecha donde predomina la Merlot, cepa que normalmente se cosecha primero. En el Médoc, si está plantada en un viñedo, normalmente participa con entre uno y tres por ciento, aunque el famoso tercer cru Château Palmer utiliza hasta el diez por ciento de Petit Verdot en su blend, que contiene una alta proporción de Merlot.