6 de diciembre de 2011

Amber, un vino muy personal

 Se dice entre los viejos de bodega que el vino siempre está vivo; un tiempo vive junto a nosotros, y luego en nosotros. Lección tan magistral me lleva a seguir preguntándole a Ignacio Amber por el proceso vital de su caldo, y deduzco por sus explicaciones que nada puede fallar en un proceso de elaboración en el que el cariño y la honestidad son las notas predominantes. Desde el cuidado que pone en el cultivo, hasta la delicadeza con la que trata el fruto una vez recogido, nada se escapa a la lupa del conocimiento que da su experiencia. "El vino lo absorbe todo", me dice Ignacio; desde el riego que recibe, hasta las palabras que oye desde la cuba. "Hasta los buenos vinos se han vuelto malos cuando han oído discutir a sus amos", concluye.
No conocíamos a Ignacio hasta ese día. Y podría decirse que la casualidad no existió; todo estuvo determinado por un amor mutuo al buen vino y por una mirada que transmite tranquilidad y honestidad, algo que, inevitablemente, también define a sus vinos.
Nos invitó a probar el resultado de su esfuerzo: Un vino que yo llamo familiar, y que lleva su firma desde el caldo a la etiqueta. A cada sorbo nos íbamos conociendo un poco más; de un syrah rosado con carga de color pasamos a un syrah con cabernet digno de concurso. Un vino coloreado de vida, de violetas bien encontradas, y de taninos ligeros y sedosos al paladar.
Una conversación amena y bien tapeada maridó nuestro encuentro, dejándonos pendientes de otra botella "cascada".
Guardar un ejemplar de Amber en mi bodega es guardar un trozo de esa vida que Ignacio me relató, un recuerdo de honestidad y exigencia que, en los tiempos que corren, no creo que tarde en revivir (a vuestra salud, Ignacio).

15 de noviembre de 2011

Amparo Martos, alma de Vertijana


Conocer los vinos de Granada es conocer a sus gentes. Es acercarnos a las personas que los hacen posibles y comprobar que los sentidos que estimulamos al probarlos tienen su origen en una ciencia que saben manejar como nadie: el sudor en la tierra y el amor por la uva. Este es el caso de la familia de Vertijana; una bodega en Polícar (vino de la tierra altiplano de Sierra Nevada) que Amparo Martos nos abrió de par en par en una tarde lluviosa, y especial para mí, que ella transformó en entrañable y amena. Una mujer que representa un claro ejemplo de que querer es poder; de que el esfuerzo de unos padres por evitar el desarraigo de la tierra, que todo lo agradece, hace que sus hijas puedan mirar el futuro con otra esperanza. La eterna lucha de la mujer rural andaluza en defensa de sus raíces.

En su mirada pude comprobar el bien merecido orgullo de presumir de uno de los mejores caldos de la provincia, su "Vertijana 3"; la firme responsabilidad de agradar con un trabajo honesto sin trampa ni cartón, la de un cultivo respetuoso con las prácticas ecológicas; y la tranquilidad que da saber que todo ello tiene una recompensa: el reconocimiento de los exigentes jurados "CINVE" o "Mezquita"; pero sobre todo, el agradecimiento de sus clientes alemanes, franceses, o del pueblo de al lado que se acercan a la bodega por sus botellitas.

Manejar sus vinos en boca puede resultar un trabajo complejo que quiero dejar para otro momento. Por lo pronto, quiero seguir saboreando el buen recuerdo y el retrogusto de haberos conocido.
Hasta entonces, contad con nuestro cariño y mi más firme apoyo en vuestros proyectos.

25 de septiembre de 2011

Vinos de hielo


El verano es una época de viajes. Para muchos, una oportunidad para conocer nuevas gentes, costumbres, e incluso vinos.

El caso que os traigo me sucedió hace unos días, cuando llegó una clienta  entusiasmada por un vino había descubierto en Cataluña y que yo no podía ofrecerle: el "vin de gel", "vino de hielo" −como me dijo ella−, o "eiswein", que es como se conocen estos vinos originarios de Austria, Alemania, o Canada, donde comenzaron a producirse casi por casualidad.
Estos vinos son un todo un prodigio que hermana viticultura y naturaleza. Una decide y la otra elige; y por tales caprichos una uva sobremadurada espera en la cepa hasta que llegan las primeras heladas. Es entonces cuando, aprovechando la madrugada, se corta un fruto cristalizado con altos niveles de azúcares y acidez. Esto alargará su periodo de fermentación y dará un vino de excepcionales características organolépticas que recompensará el riesgo y el coste asumido.
Realmente, son pocos los lugares de España que propician este tipo de vinos por lo que no siempre es posible obtenerlos de forma natural. Los más reconocidos se han conseguido en Cataluña y Rueda. No obstante, y dado el éxito de los "eiswein", la industria vitivinícola ha comenzado a imitar estos procesos naturales mediante el uso de nieve carbónica (hielo seco, o dióxido de carbono en estado sólido) a modo de maceración en frío (criomaceración) antes del prensado. Aunque los resultados no sean los mismos −ni tampoco se pretende−, podemos sacar un gran partido a la uva, mejorando su aromaticidad y reduciendo la oxidación.
 
Sin ir más lejos, en Granada ya son varias las bodegas que trabajan en sus instalaciones con este sistema, ofreciéndonos unos vinos tan sorprendentes como los que esta amiga descubrió tan lejos de aquí.
Próximamente dedicaremos un monográfico a estos vinos; por lo que, si estáis interesados, os invitamos a asistir.

23 de septiembre de 2011

Almaraes rojo y blanco, un vino con los colores del Granada CF.


Ayer se presentó el vino del Granada CF. Una excelente iniciativa por el perfecto maridaje de dos aficciones: la del vino y la del fútbol; la pasión y la ilusión.
Se trata de una edición limitada de 60.000 botellas del Almaraes tinto, una de las insignias de las bodegas Pago de Almaraes. Un vino con crianza de 6 meses en barricas de roble francés, americano y húngaro, sobre un coupage de merlot, tempranillo, cabernet sauvignon y sirah. Un vino redondo, sin estridencias, que dará mucho juego tanto en el ataque, de copeo, como en la defensa de un banquete.
Un proyecto al que auguramos muchos éxitos. De venta en la tienda del club y en establecimientos seleccionados. Desde Le Petit Verdot, nuestras bendiciones:


Algo tendrá el vino cuando unos lo piden y otros lo bendicen...
Algo tendrán mis colores cuando observo mi copa roja sobre tu tela blanca…
Algo tendrá tu aroma cuando tanto me llena.
Algo sabrá Granada cuando a sabores nadie le gana.

De vinos y mujeres presume y no carece,
tanto como de tierras planas, valles, y montañas.
De equipo de primera y grandes hazañas.
De soles y nieves, de tapas y güena gente.

De eso sabe el vino de Granada:
de fusionar ilusión y placer.
De vivir el momento;
de alzar copas y brindar,
aspirando el pálido Mencal,
a la salud del Memento.

A todo eso sabemos en bodega:
a equipo que nunca decae,
con goles rojiblancos en primera
y vino rojo de Almaraes.

14 de septiembre de 2011

Mencal, un blanco perfecto

Irritado por aquellos morenos ostentosos de última hora que parecen  rodearme; éste, que veraneó entre vinos, se dispone a enrasar envidias  con un blanco entre los blancos. Un rubio, casi albino, cuyas bodegas  terminan de recoger los racimos de Chardonnay, Sauvignon Blanc,  Verdejo, Moscatel y Torrontés, que esperamos sean tan generosos como el que hoy os presento.

Hace tiempo que buscaba el lugar y el momento junto a este blanco: Una  banqueta frente a un banquete; y esa intimidad que nunca tuvimos  para sentarnos frente a frente y sentir la confianza. Lejos de tabernas y  cotillas, de tapas calientes y miradas frías. La ocasión llegó a finales de  Agosto, coincidiendo este año con la uva madura y las botas preparadas.
Llegado este encuentro, reconozco que me intimidé por tanta presencia.
Un dorado pálido que no esconde nada, trasluce honestidad y un brillo casi angelical en copa. Sus aromas y sabor son complejos en comparación a los blancos que acostumbro. Los primeros −terpénicos− delatan una buena fermentación en frío y el excelente trabajo en las bodegas de Pago de Almaraes, aflorando casi literalmente en el escanciado. Recuerdos a pomelo y cítricos intensificados por la moscatel de Motril que, como aquellos perfumes generosos, impregnan de una huella irresistible que siempre busca su primera evocación.
La complejidad de todos sus matices y notas se convierten en armonía a cada sorbo, y aquí es donde me descubro ante tanta presencia. Aun sabiendo que esto podía suceder, reconozco que podía haber mejorado el maridaje. Nos aventuramos con unas gambas blancas de Huelva a la plancha y unas conchas en salsa. El ajo y la guindilla tropezaron con la armonía, y la gamba se quiso desmarcar en el posgusto sólo reservado al Mencal. Por lo tanto, recomendaría que al maridar este vino, primero, lo probasen a solas, ideal para copeo y de tapas; y, posteriormente, le dejasen pedir por su boca alejándolo de sabores "perjudiciales". Se merece resaltar por si mismo y sin andamiajes.

En próximas ocasiones puede que lo invite a un postre (una tarta de frutas sería ideal), a ensaladas con mucha imaginación, pescado blanco, calamares o, incluso, me atreva con un paté (mejor que foie) de esos que texturan con trocitos de carne.
En definitiva: un vino complejo, ligeramente seco, de enorme presencia aromática, y para echar de comer aparte.

30 de agosto de 2011

Maridaje con Gewürztraminer


Este fin de semana hemos vuelto al restaurante clandestino. La excusa era realizar una prueba de maridaje. En este caso llevamos nuestro propio vino: un blanco de Somontano monovarietal de Gewürztraminer, embotellado por Viñas del Vero, para acompañar un bloc de foie de canard francés y unas berenjenas rellenas.
Desde la primera copa me enamoró este vino en todos los sentidos. Primero, por su amplia y elegante nariz −capté matices  florales y frutas blancas−. La boca tiene un punto de dulzor difícil de olvidar, es redonda y se expande en fase retronasal. Su color es muy limpio y brillante y poco a poco nos va dejando descubrir el carbónico de su fermentación a 16º, unas burbujas mínimas que casi no se despegaron del cristal de la copa mientras disfrutaban de las inigualables vistas desde el "clandestino".
El peculiar nombre de la variedad procede de Alsacia, donde se cultiva desde antes de la primera guerra mundial, cuando el territorio paso a manos francesas y estos se encargaron de exportarla con éxito, entre otros destinos, a la comarca aragonesa. Es una uva exquisita que conocí gracias a la recomendación de un sumiller granadino que difunde los caldos de su tierra en Suecia. Y, finalmente, por el maridaje de la compañía.
En honor al origen gabacho de la uva, decidimos maridarle un foie como entrante que enlazó a la perfección. La potencia del hígado estuvo acompañada por la dulzura y el tacto aterciopelado del blanco -la baba se nos caía presenciando la tierna escena-. A continuación llegaron las berenjenas, bien trabajadas en su base de relleno: sofrito en aceite de oliva virgen extra de tomates ecológicos, cebolletas, orégano fresco, zanahoria, y ajo. Carne picada, fromage beaufort, y al horno para gratinar.
Tampoco aquí se vino atrás nuestro invitado de Viñas del Vero, y respondió con temperamento al especiado de las berenjenas. No en balde, su nombre significa uva especiada.
Por lo tanto, todo una perfecta conjunción desde el acto hasta el pos-gusto de la compañía. Para repetir.
¡Santé!

29 de agosto de 2011

Ellas los prefieren jóvenes; ellos, con cuerpo


Desde mi experiencia como sumiller, podría decir que las preferencias de mis clientes repiten unos gustos bien definidos y marcados en función de su género. Mientras ellas toman preferencia por los vinos blancos y afrutados; ellos, en cambio se mueven en el amplio abanico de los tintos. Desde los vinos ligeros o con leves apuntes de crianza, hasta caldos más carnosos, preferiblemente de Rioja, en el caso de los varones de más edad. Evidentemente que usted mismo puede considerarse una excepción, pero es a estos estándares a los que me vengo a referir, y son pocos, como podría ser usted mismo, quienes se atreven a experimentar cualquiera de los preciados vinos que tenemos en nuestro país.
A menudo, consciente de mi margen de éxito, invito a todos ellos a la aventura de arriesgar en el continuo aprendizaje que es el mundo del vino. A ellas con tintos jóvenes y aromáticos; mil flores (bodegas Palacio) es una de mis opciones más seguras. En él van a destapar sensaciones de frescor, un recorrido violáceo y brillante bajo una débil lágrima que vuelve rápida a su cuerpo original. Este es equilibrado con suaves curvas de matices. Afrutado es que mejor le define. Me inspira recuerdos de moras, de las últimas cerezas de Güéjar, y un toque de regaliz. Un vino bien trabajado en la maceración carbónica, siguiendo el proceso clásico de la Rioja Alavesa, y una presentación con mucha personalidad. Un vino muy recomendable para verano (se puede servir perfectamente a 10º) o para acompañar en primavera arroces, aves, pastas, o pescados a la plancha.
Si sois de aquellos que queréis iniciaros en el vino con una opción de éxito, este es vuestro vino. Ya me contaréis.
¡Santé!

10 de agosto de 2011

Uva petit verdot


Uno de las seis cepas clásicas de Burdeos (las otras son Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Carménère, Merlot, y Malbec), la Petit Verdot todavía no está plantada en grandes cantidades, aunque entre las bodegas más tradicionales o las bodegas que quieren un blend más complejo, la cepa es cada vez más usada. Es una cepa que madura aun más tarde que la Cabernet Sauvignon. Frecuentemente esta cepa junto con el Carménère son las últimas cepas en ser cosechadas. Por eso, muchas bodegas abandonaron la vid entre las décadas de 1970 y 1980, y hasta el año 1988 las plantaciones de esta vid en toda Francia apenas llegaban a las trescientas hectáreas.
Probablemente autóctona de Burdeos y presente muchos años antes de la aparición de la Cabernet Sauvignon, la Petit Verdot fue mucho más plantada y tenía un papel mucho más importante en los blends de ese tiempo. Como la Cabernet Sauvignon, la Petit Verdot produce uvas pequeñas con piel gruesa, de color azul-negro intenso y con niveles altos de taninos, acidez y fenólicos. Es capaz de lograr vinos tánicos, concentrados y muy ricos en color. También como la Cabernet Sauvignon, los vinos de Petit Verdot pueden tener mucho color, taninos, acidez y sabor, aunque a sus vinos varietales les puede faltar elegancia. En las mejores añadas en Burdeos, los vinos pueden ser usados en los blends para contribuir con color, sabor, alcohol y estructura. Vinos jóvenes de Petit Verdot pueden exhibir aromas de plátano y de lápiz, y con maduración exhiben notas de cuero y violeta. En Burdeos, las plantaciones de Petit Verdot se encuentran en la orilla izquierda del río Gironde, donde los suelos profundos de grava son más cálidos que los suelos de arcilla en la orilla derecha donde predomina la Merlot, cepa que normalmente se cosecha primero. En el Médoc, si está plantada en un viñedo, normalmente participa con entre uno y tres por ciento, aunque el famoso tercer cru Château Palmer utiliza hasta el diez por ciento de Petit Verdot en su blend, que contiene una alta proporción de Merlot.